Si se acuerda con los sanos preceptos de que los jueces solo deben hablar por sus sentencias y que una Justicia lenta no es justicia, el caso de la magistrada Ana María Figueroa navega flagrantemente…
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El kirchnerismo insiste en su reiterada y grosera estrategia para poner jueces amigos en lugares claves con el propósito de asegurarse impunidad
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